Katz, sabores que marcan la diferencia

La raíz y fama de Katz es el pastrami, pero este restaurante de Madrid ha ido más allá. A una deliciosa variedad de sabores internacionales, pero elaborados con inspiración casera, que marcan la diferencia. En un acogedor espacio abierto todo el día, para degustar y disfrutar desayunos, comidas, meriendas o cenas que seguro serán del agrado de todos y cada uno de la familia.

Desde su apertura en 2020, la fama le llegó rápidamente a Katz gracias al pastrami. Ambos: Katz y pastrami, son conocidos por el icónico y legendario local neoyorkino propiedad de la familia Katz (de quien el propietario del restaurante de Madrid es miembro) y por los sándwiches de pastrami que allí sirven.

Apenas conocido y desde luego poco habitual en nuestro país, el pastrami es una receta que tiene su origen en las cocinas judías y se trata de una carne curada en salmuera y posteriormente ahumada, que luego se condimenta.

Aquí es donde entra en juego el toque personal del israelí David Bibi Katz, el propietario del restaurante madrileño, que se inspiró para la elaboración de sus carnes ahumadas en sus ancestros y que lleva en las cocinas desde los 17 años.

Su dilatada experiencia se refleja en el concepto gastronómico que ha aplicado a la carta de Katz: sabores de influencias norteamericanas, europeas e israelíes, preparados con productos de cercanía y de producción ecológica y todos elaborados de forma casera, que marcan la diferencia.

Una forma de trabajo, artesanal y detallista, que David Bibi Katz también trasladó a un obrador y tienda take away, situado en un local muy cerca y en la misma calle que el restaurante. En el mismo cuenta con panadería sin gluten donde se realizan panes de masa madre, cocidos en horno de leña y harinas ecológicas, y es también bollería y pastelería.

Pastrami y otras delicias del mundo

El pastrami es la estrella de esa experiencia gastronómica que fue enseguida apreciada por los paladares de los clientes de Katz, que se hicieron eco de su sabor y extendido su fama por la capital. Un clásico para disfrutar la esencia de estas carnes ahumadas, suculentas y artesanales, es la Tabla degustación Katz, donde además del pastrami de ternera (el clásico) y de pollo, también incluye otra exclusiva de la casa como es el bacon ahumado, y queso viejo.
Los sándwiches en pan de cristal con pastrami ahumado al estilo Katz de ternera o de pollo, son simplemente deliciosos. Y no se queda atrás el sándwich Cubano, en pan de leche, pastrami de pollo, bacon, mantequilla, pepino encurtido y queso havarti. Unos sabores que se realzan aún más si se acompañan con salsa barbacoa.

En una carta que cada cuatro o seis meses va cambiando con nuevas y progresivas incorporaciones, la novedad actual es el sándwich Mediterráneo. Con un sabor más ligero y suave, se elabora con pan turco especial, pollo salteado con cebolla y otras verduras y su punto especial es la salsa amba. Una salsa preparada generalmente con mango, vinagre, sal, mostaza, cúrcuma y otras especias, que se suele emplear como condimento en las cocinas del Medio Oriente.

Una muestra más de cómo David Bibi Katz continúa “alimentando” un concepto con el que transportar a los comensales a otros tiempos y lugares del mundo, a través de sabores y olores que fusionan las principales cocinas de su vida: judía mediterránea, centroeuropea, de la Costa Este estadounidense e incluso francesa tradicional, aderezada con especias exóticas de Oriente.

Una experiencia culinaria

La colección de ensaladas De tres boles: con hummus, con crema de riquísimas berenjenas asadas y otra crema de tomate, con pan de la casa sin gluten; los Nachos cubiertos de queso cheddar fundido, con carne ahumada y desmenuzada bañada con salsa barbacoa, jalapeños y pico de gallo; los Panes Jatzpuri de acelgas o de ternera; o el Shawarma, con sus tiras de pollo salteadas con champiñón laminado, cebollas dulce y sazonado con especias mediterráneas, acompañados con arroz basmati, son otras muestras de la experiencia culinaria Katz.

Platos más o menos “informales” que adquieren la personalidad de este restaurante y al que no son ajenos los postres, como el especial Brownie Katz con nueces o la Tarta de queso Donosti.
No se puede dejar de mencionar la amplia y variada carta de bebidas de Katz. Porque para acompañar desayunos y meriendas (o en cualquier otro momento) hay café de autor con distintos tipos de leche, una cuidada selección de infusiones, kombucha, smoothies naturales o unos zumos recién exprimidos entre los que destacar los de naranja natural, con zanahoria y jengibre; o el de manzana, con manzana verde, limón y ese añadido de jengibre que otorga un sabor tan especial.

En cuanto a los cócteles, hay una sugerente y completa carta que incluye refrescantes combinados como el Aperol Spritz o el Pimm’s Cup; de aperitivo como el Negroni o el Bloody Mary; tradicionales como los Whiskey Sour, Bramble, Mojito o Cuba Libre, y clásicos con toque ahumado Katz como el Gin & Tonic, la Spicy Margarita o el Smokey Old Fashioned.

Un pequeño gran local

Además de por supuesto sus platos y en general toda su carta, el ambiente de Katz invita a disfrutar aún más su oferta. Abierto desde las 8 de la mañana hasta las 12 de la noche, este pequeño local situado en una tranquila calle del distrito madrileño de Chamartín, se hace grande en su entorno cosmopolita, con clientes de todo tipo y edades según las horas, puesto que ofrece desayunos, almuerzos, meriendas y cenas.

No hay excusa para disfrutar de una buena cocina a cualquier hora del día, solos, en pareja o en familia, en este local cuya decoración recuerda a los de los años 20 o 30 del siglo XX, con sus colores y tipografías antiguas. Lleno de detalles, mención aparte merece el baño de Katz, de inspiración cinematográfica y sumamente entretenido, con sus elementos que unen en un espacio tan particular gastronomía, historia y literatura (como por ejemplo una antigua y preciosa máquina de escribir…).

En este ambiente tan detallista, la propuesta musical también acompaña. A lo largo del día suenan estilos como el jazz, el blues o el soul de los años 70 que convierten aún en más agradable y confortable la estancia durante la experiencia gastronómica en Katz.

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